Mi búsqueda por tan desolado paisaje jadeaba ya, hambrienta en mi interior.
Entonces, entre los retorcidos restos, envuelta en un halo umbrío y oculta al ojo indiscreto, se hizo visible ante mi.
Inmóvil, como si hubiera esperado toda la vida, sin prisas.
Su mirada me recorrió imperturbable, ladeó ligeramente la cabeza, como en un gesto de aprobación con desdén y volvió a su mutis.
No perdí tiempo, pues su condescendencia es conocida por su inexistencia.
Fue entonces cuando me di cuenta que ella había elegido el sitio cuidadosamente.
Había salido de su reino invisible para nuestro encuentro en un punto mágico.
Aproveché los minutos, mientras ansiaba que los resultados fueran de su agrado.
Ya que aún no bien familiarizado con los 400, el margen de error es crítico.
La luz disminuyó entonces con más ahínco, y tras lo que pareció apenas un segundo, congelado durante un minuto, me venció.
En la pequeña pantalla del equipo se sucedieron las imágenes, bajo su atenta mirada.
Al finalizar la serie y a la par que la vista se deshacía en jirones, de nuevo el gesto indulgente y altivo, fue lo último que mi retina captó."
Seguiré añadiendo varias tomas a este mismo hilo.
Saludos.
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