Como siempre, pillo a estas moscas de los establos, aposentadas en su atalaya, esperando el paso de algún animal de sangre caliente (yo mismo) para abalanzarse y clavarle ese estilete bucal para sorber su sangre. El picotazo no deja de ser doloroso, pese a que el dolor sea momentaneo.
sábado, 30 de marzo de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario